Clinton realizó un panel en Orlando para discutir sobre las hipotecas (AP) |
Washington.- Todo los precandidatos estadounidenses a las elecciones presidenciales de 2008 tienen un punto en común: la voluntad de poner su vida en pareja al servicio de sus ambiciones políticas.
Para la ex primera dama Hillary Clinton es evidente, y sería una locura que no explotara el talento de su esposo Bill Clinton, quien abandonó la Casa Blanca hace seis años con la tasa de popularidad más alta tras la Segunda Guerra Mundial (65%, incluso mayor que Ronald Reagan), destacó Efe.
La dupla Clinton es, sin duda, una de las menos convencionales. Aunque no hay que olvidarse de los desvíos del ex presidente con la becaria Monica Lewinski, para todo el mundo está claro que Bill es la base de la candidatura de su esposa.
"Ella sería una presidenta formidable", afirma continuamente el ex mandatario, mientras participa personalmente en reuniones de recolección de fondos para su campaña.
Ninguna esposa de otro candidato puede competir con la agenda de direcciones y el poder de seducción del ex presidente, pero cada una debe imprimir su marca personal durante la campaña. La demócrata Elizabeth Edwards juega la carta del coraje frente a la adversidad.
De la mano de su esposo John Edwards, quien se ubica tercero en los sondeos de las primaras demócrtas, Elizabeth anunció al país entero la reaparición de un cáncer que creía haber vencido y que sería "incurable".
"No voy a privar al país de un presidente", aseguró mientras su esposo prometía hacer campaña con "más fuerza que nunca". Según una encuesta de Newsweek, 56% de los estadounidenses piensa que Edwards debe permanecer en carrera, contra 25% que asegura que debe tirar la toalla.
Incluso el senador Barack Obama, quien sigue de cerca a Hillary Clinton, no escatima elogios para su esposa Michelle.
"Comienzo esta fase de nuestra aventura sin saber lo que nos espera, pero con los ojos bien abiertos", afirmó a sus seguidores en febrero.
Por el lado republicano, el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, con una vida personal menos conformista que la deseada por el partido, convenció a una periodista del canal televisivo ABC que "adoraba" a su mujer, a pesar de que se ha casado tres veces.
El ex alcalde, incluso, se arriesgó al sugerir que "Judy" pueda ser consejera oficial en la Casa Blanca; sin temer por la polémica que rodeó al grupo de trabajo sobre la reforma de salud dirigido por Hillary Clinton a comienzos de la presidencia de su esposo.
Incluso los candidatos menores hacen de su vida familiar un argumento de campaña.
Hace unos días, el demócrata Joseph Biden fue invitado al programa televisivo del comediante Jay Leno. La emisión, en directo desde el domicilio del senador, fue una ocasión para que este candidato poco conocido mostrara una faceta humana: tras un accidente de tránsito, fallecieron su esposa y su pequeña hija, pocas semanas después de su elección en 1972.
El ánimo de sus pares a asumir el cargo fue "lo mejor que me podría haber pasado", dijo.
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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